MARRAMAO, GIACOMO
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ÍNDICE
Prefacio
Nota sobre el texto
Pasajes
1. Modernidad?mundo. Perspectivas sobre Cosmópolis
2. Nomos. El momento socrático
3. Identidad. Cuestiones teóricas
4. Narración. El estatuto pluriversal del Sí
5. Presente. La simbología del kairós y el síndrome de la prisa
6. Mesianismo. Walter Benjamin y nosotros
7. Libertad. La ontología de Herbert Marcuse
8. Humanitas. Genealogía de un concepto
9. Derechos. Del ?orden hobbesiano? al cosmopolitismo de la diferencia
10. Civitas. La Europa de las naciones y la Europa de las ciudades
11. Acontecimiento. El 11 de septiembre y la responsabilidad de la filosofía (una confrontación con Jürgen Habermas)
12. Experiencia. Arqueología de la lógica identitaria (releyendo a Enzo Melandri)
13. Muerte. Poco más allá de Fulham Road
Bibliografía
Una célebre sentencia de Hegel otorgaba a la filosofía el cuidado de comprender su propio tiempo a través del pensamiento. Según Marramao esta responsabilidad, característica de la época moderna, no es hoy homologable a otros saberes y, tanto menos podría cederse a quienes se proclaman depositarios de los datos de los sentidos. No obstante, el precepto hegeliano tiene que ser pensado por fuera de los estatutos privilegiados y de las lógicas de supremacía: si responsabilidad -lo ha enseñado el último Derrida significa responder a algo en lugar de responder de algo, entonces, dejarse interpelar por el presente significa intensificar el tenor dialógico de la reflexión y posicionarse de otro modo, como interrogante. Es desde un nuevo y desestabilizador vértice óptico que Marramao observa los movimientos accidentados y los equívocos de la mundialización, sus rigideces identitarias y sus patologías temporales, sus falsas alternativas (absolutismo/relativismo) y sus polaridades inmóviles (Oriente/Occidente, en primer lugar).
Las categorías del derecho y de la humanitas, que son universales y que universalizan, son irrenunciables, y al mismo tiempo, inadecuadas y sólo adquieren de nuevo fuerza cuando pueden ser ubicadas en tensión con las experiencias emocionales del valor y las retóricas en el momento del relato de sí, que debe ser restituido como estatuto conceptual. Desde la singularidad con su cuota de irreductibilidad, y no desde la identidad con sus diferentes configuraciones comunitarias, estatales, étnicas o lingüísticas, se necesita partir para delinear una esfera pública global que se reconozca en el único universalismo no homologable, el universalismo de la diferencia.