FIGUEROA, JOSÉ
U$ 17,69 16,70 €
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En este estupendo libro José Antonio Figueroa reconoce la importancia de los afrodescendientes en
la promoción y evolución del liberalismo radical, del republicanismo popular, y de la igualdad. Desde
la revolución haitiana, a través de las Américas los afrodescendientes han sido centrales en las
luchas por la independencia, en la promoción de ideas de igualdad y armonía racial, en las luchas por la abolición de la esclavitud y por la construcción de una ciudadanía democrática, así como en el desafío al imperialismo, en el fortalecimiento del liberalismo contra el conservatismo, en la creación de un republicanismo popular contra los estados oligárquicos, y en las luchas por la expansión de los derechos políticos, civiles, jurídicos y sociales. El republicanismo popular (es) caracterizado por Figueroa como republicanismo negro, (el cual) transformó el republicanismo de las élites en una ideología y en una práctica política mucho más radical, con un énfasis en la libertad y en la
fraternidad de los pueblos, y, especialmente, en una noción de igualdad que era mucho más amplia que la igualdad restrictiva del liberalismo clásico enfocado en lo jurídico.
Figueroa desarrolla dos historias de republicanos negros: la del Partido Independiente de Color en
Cuba junto a la masacre racista de sus miembros en 1912 y la de la Guerra de los afro-esmeraldeños, ocurrida entre 1913-1916 en Ecuador, un evento casi desconocido incluso en ese mismo país, a pesar de que la ciudad de Esmeraldas hubiera sido bombardeada por las fuerzas de la reacción. Figueroa ilustra las semejanzas entre los movimientos del republicanismo negro y la reacción racista a pesar de que ocurrieron a miles de kilómetros de distancia. (...) Tenían que
organizarse como afrodescendientes para confrontar el racismo. Sin embargo, lo hicieron sin abandonar el universalismo, que era su meta, pero adoptaron una política que Figueroa llama universalismo situado, que define como la combinación de una lucha que buscaban eliminar el racismo y sus secuelas personales y culturales, y construir comunidades políticas basadas en el principio de igualdad.
James E. Sanders, Utah State University